viernes, 18 de enero de 2013

LA FOTOGRAFÍA


Una habitación vacía y una fotografía en la pared.


 Todo empezó un lluvioso día de invierno. Llevaba toda la semana sin arreciar y la tierra hacia tiempo que había dejado de tener capacidad para absorber el agua que caía del cielo.
Los ríos se estaban desbordando y todo el pueblo estaba en alerta roja. Trasladaron a todo el que vivía cerca del rió a una gran carpa habilitada para pasar varias noches, todo el mundo colaboraba y yo iba con un montón de mantas para repartirlas entre los presentes y esa fue la primera vez que lo vi, bueno, mejor dicho la primera vez que no lo vi.

-         ¡¡¡Joder!!! Hay que mirar por donde se va. ¿Estás bien?
-         Sí, eso creo.

En ese momento levante la mirada y allí estaba el con cara de enfadado y un liquido verdoso ensuciándole la camiseta. Tendió su mano y me ayudo a levantarme.

-         Lo siento, demasiadas mantas…
-         Por lo menos no pasaras frío – dijo con una sonrisa en los labios mientras me ayudaba a recoger las mantas.

Después de un par de horas nos dimos cuenta de que los dos estábamos estudiando, vivíamos en aquel pueblo por casualidad, de que también trabajábamos, de que a los dos nos encantaba ver películas (sobre todo de terror) y de que los dos adorábamos viajar.

Los días iban pasando y el tiempo no cambiaba, cada vez había más gente en aquella carpa. Intentábamos ayudar en todo lo que podíamos, con la esperanza de que la espera se acortase. Todas las tardes jugábamos a juegos de mesa con todo el que se apuntase y después hablábamos de mil cosas hasta caer dormidos. En la carpa se solo se oían quejas sobre la lluvia, lo mal que se estaba allí, lo mucho que echaban de menos estar en casa y el poder salir a la calle. Una de esas tardes cansado de escuchar lo mismo, se subió a una mesa con un balón en las manos y empezó a gritar.

-         ¡EEEHHH! ¡EEEHHH! ¿Quién se viene a jugar conmigo a fútbol?

Todo el mundo le miro como si se hubiese vuelto loco y luego siguieron a lo suyo. Pero él no se dio por vencido.

-         ¡EEEHHH! ¡Vamos! ¿Quién se viene a jugar?
-         Tío,  ¿se te ha ido la olla? 
-         Puede que sí. Llevamos aquí encerrados demasiado. No sabemos lo que pasara mañana  Necesitamos tomar el aire, respirar, olvidarnos de que estamos aquí atrapados.

Dio un salto de la mesa, salio de la carpa y tiro el balón al suelo.

-         Aquí es seguro. Es solo agua. ¿Quién se apunta?

Estaba bajo la lluvia empapándose, en ese momento mi corazón estallo y tuve la certeza de que me había enamorado de él. La gente, por supuesto salió a jugar y al ver que yo seguía en la entrada me pregunto: ¿Tú no vienes? Sí, claro que fui, en ese momento nada podría presagiar lo que iba a pasar al día siguiente.


Eran las 8 de la mañana, pidieron voluntarios, para ir a por provisiones. Nos presentamos y fuimos a la parte baja del pueblo. Al pasar al lado de un puente vimos a un perrito enganchado a una rama intentado subsistir.

-         Tenemos que sacarlo de ahí. – dijo todo convencido.
-         Es muy peligroso.
-         Que va, no te preocupes- paso al otro lado de la valla.- Voy a intentar cogerlo, esta cerca. Iré con cuidado.

Después de mucho discutir fuimos hasta el puente.

-         Voy a pasar al otro lado, sujétame bien del brazo- dijo, agachándose y estirando el brazo todo lo que podía para llegar a coger al terrier.
-         Ten mucho cuidado.
-         Casi lo tengo, solo un poquito más.

El agua venía con mucha fuerza, traía consigo ramas, bancos, incluso árboles enteros.

-         Solo tengo que estirarme un poco… ¡Ya esta, lo tengo! Ven aquí chiquitín – le dijo al perro mientras lo cogía en brazos- Toma cógelo para que pueda pasar al otro lado.
-         Sabes, los de la carpa tienen razón, estas como una puta regadera. Espera que dejo al perro en el suelo y te ayudo a pasar.

 Justo en el momento en el que solté al perro cedió la barandilla, dejándolo sujeto de un barrote medio suelto que impedía que se lo llevase el agua.

-         Dame la mano – grite y el como pudo me dio la mano.

Estaba apoyada en la barandilla tirando de él con todas mis fuerzas, pero la corriente lo arrastraba.

-         ¡SOCORRO! ¡NECESITAMOS AYUDA!- gritaba.
-         ¡Suéltame! –dijo-Si la barandilla cede nos vamos a ahogar los dos - ¡Suéltame!
-         No, ni hablar, por encima de mi cadáver – Mientras sentía que mis dedos resbalaban. 
-         ¡Suéltame!
-         ¡NO!





CONTINUARA…

2 comentarios:

  1. por fin lo he leido!!!!! jajaja!
    esta vez me ha costado... :-(
    xq dejas las historias a medias?muy mal...y la habitacion de la foto? jmmmm...espero q la continuacion llegue pronto...

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  2. Yo tambien espero que llegue pronto...

    Lo deje sin terminar x q se como + o - quiero q termine pero tadavia no se como llegar a ese punto. Ademas así ya es suficientemente largo y me da pa más.

    Aaa! Lo de la foto es un gancho :D

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