El Sol brilla en la ventana inundando la habitación de luz y
calor. Se ha acercado a visitarle en un
desesperado intento de derretir su congelado corazón.
Un corazón que hace
tiempo decidió dejar de latir y encerrarse en un iglú sin puerta, para no dejar
pasar los sentimientos que tanto dolor le producían. Un bloque de hielo que se
hacia más grueso, más infranqueable, más sólido cada día que pasaba, capa tras
capa, sin ninguna grieta que pudiera ayudar a desquebrajarlo.
La temperatura de su cuerpo ha subido hasta casi prenderse
en llamas, pero solo unas pocas gotas resbalan por la helada pared. El Sol,
desanimado y triste, se aleja por miedo a reducirlo a cenizas.
Caminaba por el mundo cortando flores, haciendo llorar a los
árboles, maltratando a todo el que se cruzaba a su paso, convirtiendo el cielo
en oscuridad, sin girarse jamás para mirar la devastación que dejaba tras de
si.
Después de que una caracola se lo contase, el mejor cirujano de todos los universos
conocidos, ha venido a estudiar su caso. Con sumo cuidado abre una puerta que
deja al descubierto el helado corazón. Con su bisturí intenta rasgar las capas,
pero nada más tocarlo el metal se ha partido en millones de pedazos. Tras
varios intentos, ha decidido usar un pica hielos que tampoco ha conseguido
resistir. Y al final, el maestro en corazones, se ha dado por vencido.
Todo empezó cuando era pequeño, cálido y suave, con el
primer grito la temperatura bajó. Golpe tras golpe, la escarcha ganaba fuerza,
hasta que se hizo tan gruesa como la de un iceberg. Un buen día su corazón no
pudo soportarlo más y se paro, igual que un reloj al que ya nadie da cuerda.
Cuando dejo de avanzar, le pusieron en la habitación del fuego. Hicieron un
llamamiento, para que cualquiera que supiese un remedio contra el hielo,
viniese a derretir su corazón. Miles lo intentaron, pero nada había dado
resultado.
La desesperanza ha llegado y todos los que guardan sus
buenos recuerdos, han venido para despedirse. Para el último adiós, antes de
que todos se desvanezcan, le dan un abrazo en grupo como antaño se solía hacer.
Bajo la cama, el colchón chorrea formando un charco, gota a
gota. En la habitación, suena una melodía solo perceptible para los oídos más
finos: bhom-bhom, bhom-bhom, bhom-bhom…
me pone la piel de gallina...lo he vuelto a leer y me ha vuelto a pasar
ResponderEliminarporque escribes cosas tan..tristes?o igual no es triste...por que su corazón vuelve a latir, pero es el último adiós...
Y otra cosa, BHOM?¿?¿?
Nose porque escribo cosas tan tristes, supongo que ira acorde con mi estado de animo, aveces triste, a veces raro, a veces con ganas de asesinar a la gente.... No lo se, es lo que me sale, tampoco es que le de yo muchas vueltas, con finales alternativos (un dia, escribire una historia con varios finales y así elegis), escribo segun se me va ocurriendo. "YO MISMA" los relee, los retoca, cambia las cosas, quiza x eso no publica ni comenta aunq escriba muy muy muy bien, muchisimo mejor q yo... Pero yo no soy tan trabajadora, ni detallista, yo sin filtro, lo q sale.
EliminarBhom-bhom el sonido de los latidos del corazón, una onomatopeya como otra cualquiera...
P.D.: No se quiente pone la piel de gallina, pero pobre gallina, sin piel ¿dónde sujeta las plumas? debajo solo hay carne, hueso y grasa. yo te aconsejo que le devuelvas la piel a la pobre gallina, ademas no es nada estética....
necesitaba la H la onomatopeya?
ResponderEliminary la gracia es esa, que escribas según se te ocurre
Lo de Bhom Bhom, recuerdo q estube mirando para algun otro relato y ponia varios y elegí ese. Bom sin H se suele utilizar para exploxiones. La H qda mona, tampoco hay q discriminarla por ser insonora...
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