UN ANIMAL ENGAÑOSO

Tiempo a, un animal recorría nuestras tierras, el cual se consideró uno de los más peligrosos por las innumerables víctimas que dejaba a su paso, el más temible que jamás ha convivido con el ser humano.

Este bípedo no era muy grande a pesar de ello era veloz, muy veloz, podía coger velocidades puntas de 400km/h. Para ayudarle aerodinámicamente tenía 2 alas que se extendían  a placer, no servían para volar, pero si eran útiles a la hora de coger impulso para dar saltos de incluso 50m. Para protegerse de la maleza de la selva, su piel estaba cubierta de densas plumas que cambiaban de color  con el fin de camuflarse. Como antaño no había brújulas, estos animales desarrollaron genéticamente una especie de cresta que llevaba a sus cerebros toda la información necesaria para orientarse (dirección del viento, posición del sol o estrellas, situación del musgo…), lo que hacía que nunca se perdieran. Estaban equipadas con unas enormes garras y un afilado pico que lo hacían letal, nunca dejaban vida a su paso.

Estas bestias vivían en manada y su medio de reproducción eran los huevos, les gustaba hacer los nidos cerca de los habitáculos de los humanos para que sus crías pudieran alimentarse adecuadamente nada más nacer. Por ello, cuando los humanos desarrollaron la neurona de la inteligencia (hay casos en los que esto nunca pasó, ni pasará) empezaron a construir grandes jaulas. Al principio las mataban, hasta que por casualidad, descubrieron que los huevos eran inofensivos (obligaron a un hombre a comer huevos y no le pasó nada, se dice que la condena fue impuesta por robar chocolate) y empezaron a dejarlos vivos, así consiguiendo domesticarlos a base de torturarlos haciéndoles comer verdura. A pesar de todo esto, todavía conservan un lado salvaje que sale a la luz cuando ven algo de sangre.

Este animal que pertenece a la familia de los

Phasianidae es conocido como Gallus gallus domesticus o lo que es lo mismo, gallina.