Canciones Infantiles

Todos de pequeños hemos escuchado canciones infantiles. Que si 5 Lobitos, que si Ran Rober Ran, que si Al Corro De Las Patatas, que si Ikusi Ikusian... mil canciones diferentes y por supuesto, todos teníamos nuestra preferida.

 No se si estáis muy puestos en canciones infantiles, pero ahora mismo la más “molongo”, lo que mas se esta escuchando, lo que arrasa en el mercado es…tttttttiiiiiiiiiiiirrrrrrrrrrrr (redoble de tambor)…
¡¡¡¡Miliqui y sus amigo!!! Bueno, vale, no. Ellos arrasaban cuando solo había dos canales y la tele era en blanco y negro. Ahora en serio, lo que arrasa en el mercado es…ttttttttttiiiiiiiiiirrrrrrrrrr…¡¡¡Los CantaJuegos!!! Podéis encontrar cualquier tipo de artículo que deseéis de ellos juguetes, puzzles, mochilas, estuches, DVDs, CDs, aplicaciones para el tablet, móvil o ordenador, cepillos de dientes y si te descuidas hasta dientes.
Cuando yo era pequeña las canciones las aprendíamos en la escuela o en casa y como mucho teníamos cintas (casetes) de música. Y no, no es que yo sea una vieja, es que en 15 años la tecnología ha avanzado muchísimo (recordar que hace 10 años casi nadie tenia móvil y hoy ¿Quién no tiene?). Ha avanzado tanto, que unas simples canciones, se han convertido en un pijama.

 La primera vez que vi los CantaJuegos fue con mi sobrina (ella los adora). Yo realmente no podía cerrar la boca de lo asombrada que estaba, era inaudito, increíble, sorprendente, nunca había visto nada así era, era, ¡UNA MIERDA! Lo primero que pensé fue: “que hacen estos memos, haciendo el chorra (os acordáis de Videos de Primera, pues algo así)” y seguido me vino a la cabeza: “¿Cómo le puede gustar esto?”. La segunda vez que los vi, pensé lo mismo y así sucesivamente, hasta que un buen día, sin darme cuenta, empecé a pensar que no lo hacían tan mal, que la coreografías eran graciosas y seguibles, hoy en día pienso que están muy bien. Jamás subestiméis el poder de la habituación, ni la de los CantaJuegos.

 ¿A que niño no le gusta escuchar música infantil? A todos les gusta. Pero ¿Qué pasa cuando nos hacemos mayores y día tras día estamos obligados a escuchar estas canciones? Pues la primera cosa que te pasa es que te das cuenta de que muchísimas canciones no tienen sentido, por ejemplo:

 Tengo 5 ruedas en mi camión azul
 Tengo 5 ruedas en mi camión azul
 Pero si una rueda se pincha al arrancar
 Solo 4 ruedas tendría en mi camión
 …
 ¿Cómo se va ha pinchar una rueda al arrancar? Venga, hombre, esa rueda ya estaba pinchada, te la había pinchado tu vecino carbón mientras dormías.
 Otra cosa que percibes son esas rimas tan, tan trabajadas. Que sí, que vale, que tienen que ser rimas fáciles para que los niños los recuerden. Pero, una cosa es eso y otra que pongan la primera palabra que se les pasa por la cabeza. Ejemplo:

 Maite zaitut
 Maite, maite zaitut
 Pila, pila, pila PATATA TORTILA
 Maite zaitut
 Maite, maite zaitut
 Ilargiraino eta bueltan maite zaitut

 Ya veo allí a esa cabeza pensante desayunando en el bar.
 “- Que rima con pila, que rima con pila… (Echa un vistazo alrededor)
 - ¡A, ya está! Pila, pila, pila Patata Tortila"

 La más temible consecuencia de escuchar canciones de niños cuando eres mayor, es una que pasa sin que te des cuenta. Tu te encuentras en cualquier lugar, en tu casa, en el metro, paseando por la calle, en la consulta del medico… en cualquier lugar y a cualquier hora, solo o acompañado, de pie o haciendo el pino, que tu cerebro emite una señal silenciosa que hace que tú, inconscientemente, empieces a cantarlas sin que puedas hacer nada para remediarlo.


 Lo peor de todo, es que luego se te ocurre poner la radio, ya sabéis, por escuchar música para adultos. Y te ponen unas canciones (o eso dicen que son) con tanto sentido, tan bien rimadas, tan poco pegadizas y tan curradas como la canción del “Tacata”.