miércoles, 30 de marzo de 2016

BLANCA COMO LA NIEVE



Érase una vez, en un reino muy lejano (Sólo para el autor del cuento. Puede que a ti que te lo estás leyendo ahora, te pille cerca) vivía una hermosa princesa, blanca como la capa superior de la nieve del Everest que aún no ha sido pisada, llamada Blancanieves. Ella, compartía castillo con su madrastra, que era, según la versión de Blancanieves, una mujer muy mala y vanidosa, que lo único que quería era ser la mujer más hermosa del reino. Todos los días, después de empolvarse de blanco la nariz, preguntaba a su espejo mágico quién era la más bella del reino, a lo que el espejo contestaba:


- Tú eres la más hermosa de todas las mujeres, reina mía. (El espejo, lo que se dice contestar tampoco es que hiciese. Lo que pasa es que ella, después de empolvarse tanto la nariz, era lo que oía en su cabeza. El espejo era uno normalito, sacado de un Ikea de la época.)


El tiempo fue pasando, hasta que un día mirándose en el espejo mágico escuchó que la más bella del reino era Blancanieves. La reina de la vanidad, llena de furia y de rabia, ordenó al único cazador que llevase a Blancanieves al bosque y que la matara (Otra cosa no sé, pero que con esta reina no se podía bromear sí. Recursos tenía para dar y tomar, manejaba mucho lingote blanqueado.). Y como prueba traería su corazón en un cofre y así utilizarlo para hacer un guiso con papas. El cazador llevó a Blancanieves al bosque, pero cuando allí llegaron, ella le hizo una llave de judo, le quitó el cuchillo y amenazó con destriparlo.  Él, asustadísimo rogó por su vida de rodillas y con lagrimones en la cara y como a Blancanieves no le apetecía mancharse, dejó que se fuera no sin antes obligarle a matar a un pobre jabalí, para llevar el corazón a la reina.


Blancanieves, descubrió una preciosa casita y entró sin pensarlo dos veces (Ya sabéis que las princesas tienen inmunidad y no se preocupan por allanar las casas ajenas, ni por robar millones). En la casa, había siete platitos en la mesa, siete vasitos, y siete camitas, dónde Blancanieves, después de juntarlas sin ninguna consideración, se acostó quedando profundamente dormida.


Cuando llegaron los siete enanitos, dueños de la casa, que trabajaban explotados en unas minas, se enfadarón muchísimo al descubrir a Blancanieves. Ella les contó toda su historia con amenazas veladas y los enanitos, muertos de miedo, la abrazaron y suplicaron a la niña que se quedase con ellos. Blancanieves aceptó y se quedó a vivir con ellos. (Sólo la muchacha era feliz, los otros siete vivían atemorizados.)


En el castillo, la reina se puso otra vez muy furiosa al descubrir, que Blancanieves todavía vivía y que su proveedor de polvo blanco para la nariz había desertado. De mala leche, vengativa y sin otra cosa mejor que hacer, la madrastra se disfrazó de una inocente viejecita y partió hacia el bosque.


Cuando Blancanieves estaba sola en casa, la reina se acercó a las minas y ofreció a los enanos una manzana envenenada, para acabar de una vez con el problema de la ocupa. Cuando los enanitos le dieron la manzana a Blancanieves y ésta la mordió, cayó desmayada. Blancanieves, tendida en el suelo, pálida y quieta, parecía estar muerta, para alivio de todo el reino.


Preocupados, los enanitos compraron una urna de cristal blindado para que todos los animalitos del bosque pudiesen despedirse de Blancanieves. Unos días después, apareció por allí un príncipe tontainas a lomos de un caballo. Y nada más contemplar a Blancanieves, quedó prendado de ella. (Sí, a este príncipe le iba la necrofilia)


De alguna forma inexplicable, consiguió romper el cristal y besó a la chica. Blancanieves volvió a la vida, pues el beso de amor que le había dado el príncipe, desgraciadamente rompió el hechizo. Blancanieves se casó con el príncipe y expulsaron a la reina del palacio, y desde entonces todos pudieron vivir felices. (En realidad no. Cuando se quedaron solos, Blancanieves empezó a maltratar física y psicológicamente al príncipe, como ya había hecho antes con el resto. La reina, libre por fin de la tortura de Blancanieves, fue a un centro de desintoxicación y ahora vive pacificamente feliz. Los enanos, denunciaron a la empresa de cristales por engañarlos, cobraron una indemnización y con el dinero hicieron realidad su sueño de montar una editorial. El cazador, se marchó a vivir a un reino donde todos sus habitantes eran veganos.)


 The End

3 comentarios:

  1. Impresionante final. Me gustó eso de que la reina vive feliz, libre de Blancanieves. Y la verdad que la empresa de cristales merece que le cobren una indemnización por haberse escapado la malvada Blancanieves.
    Saludos.

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  2. La verdad esta mas cercano a la realidad . Blancanieves nunca me gusto. La reina merece otra vuelta d epagina. Y los enanos pues, era hora de algun premio para ellos. Buena imaginacion

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  3. Espero dejar de reírme en algún momento...es que las palabras entre paréntesis están como para enmarcar....Felicitaciones por ese humor tan primaveral...bss

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