martes, 14 de abril de 2015

DULZURA




Érase una vez una cocinera llamada Dulce. Era tan dulce, cariñosa y tierna como un bizcocho de chocolate. Todo el mundo la adoraba y todos querían probar sus pasteles y tartas, tanto que venían desde lejanos países para degustar sus delicias reposteras. A pesar de todo ello Dulce no era feliz. Cuando intentaba cocinar cualquier otro plato, emanaba tanta dulzura que daba igual la sal o las especias que le echase, siempre salía edulcorado.
Esto, imposibilitaba su sueño de ser una gran chef y recibir innumerables Estrellas Poxpolin, el más alto galardón de la alta cocina.

Dulce, cada día que pasaba estaba más y más triste, nada conseguía llenar el vació que dejaba el no poder cumplir su sueño.  A consecuencia de ello, había empezando a odiar la cocina y para evitar que esto se hiciese perpetuo decidió cerrar su negocio, tomarse una temporada sabática y viajar a Taratatxin un lugar rodeado de misterio y de magia, donde aseguraban que todos los deseos se podían lograr.

Al llegar a Taratatxin, comprobó que era un lugar muy esotérico, lleno de extrañas criaturas asociales, nadie intentaba entablar conversación y miraban raro a los Ingules (Turistas) que se atrevían a visitar e invadir sus sagradas tierras, cosa que era extraña dado que todas las calles estaban llenas de diferentes carteles anunciando servicios para el público, “Sacrificios en Directo”, “Pócimas, Jugos Y Secretos Al Instante”, “Cambie Su Vida Con Un Soplido”, “Almas Buenas, Bonitas Y Baratas”… La muchacha jamás había estado en un lugar como ese, el miedo recorría todo su cuerpo, echó a correr hacia el hotel con la intención de pasar allí la noche e irse a primera hora. La habitación en la que la acomodaron resulto ser también terrorífica, tenia cabezas cortadas colgadas en las paredes, la cama estaba hecha de paja y del baño salían extraños ruidos de los cuales no investigó la procedencia. Tras pasar en vela toda la noche, al alba cogió su maleta y se dirigió a la estación de teletransportadores más cercana, no tenía intención de hacer ninguna parada por el camino pero uno de los carteles con luz rosa fosforito llamó su atención “Deseos Al 3X4”.  Se acercó al comercio y decidió entrar, con la acertada intuición de que allí encontraría la solución a todos sus problemas. El lugar estaba vacío, excepto por una mesa triangular colocada en el centro, se acerco cuidadosamente y al hacerlo un ser con una capa negra y seis ojos apareció de la nada rodeado de humo rosa.

-         ¿Qué hace una chiquilla tan dulce como tú, en un lugar como este? – Preguntó aquella criatura sin boca.
-         Pues ehhh, yo eehhh, pues he visto su carrrtel en la entrada, yyyy bueno, me preguntaba siiii aquí ¿Popo podrían hacer realidad cualquier deseo?- Dijo temblorosa.
-         Por supuesto que podemos hacerlo, para eso estamos. Pero he de advertirte, hacer que los deseos se cumplan de forma artificial puede tener graves consecuencias. Debes pensarte bien si tu deseo es lo suficientemente valioso como para asumir el precio.

Dulce se quedo pensativa, su vida no estaba tan mal, su repostería era adorada por todos, pero el deseo de ser cheff ardía en su interior con una llama inagotable. Era un deseo tan fuerte que anulaba el resto de los sentidos de su ser. Estaba claro, ella daría lo que hiciese falta para conseguir cumplir su sueño. Así pues, asintió con la cabeza. En las garras de la horrible criatura sin nariz apareció un frasquito con un líquido amarillento dentro.

-         Está poción te concederá tu deseo, pero a cambio todas las semanas deberás cocinar un pastel de chocolate, leche condensada, vainilla y caramelo. Sin que nadie lo pruebe, ni nadie te vea,  lo depositarás en una de las calles del lugar donde vivas, siempre han de ser distintas, yo te aconsejo que estén lejanas a tu domicilio. Si alguna semana se te olvida o no cumples este mandato, todo lo que cocines volverá a ser dulce, tan dulce que nadie querrá comerlo y el proceso será irreversible. ¿Lo has entendido? - La chica asintió - ¿Quieres seguir adelante? – Volvió a asentir.

El ser le dio el frasco y ella se lo bebió de un trago.

-         Ahora vuelve a tu casa. – Dijo aquel ser y desapareció.

Al volver a casa Dulce abrió un restaurante, la gente al principio se sorprendió de cambio. Ellos solo querían volver a degustar los deliciosos dulces, pero al ir a comer al restaurante los sabores embriagaban sus paladares, haciéndoles sentir experiencias únicas llenas de sentimientos y placer. Cada semana ella hacía una tarta, tal y como le había indicado aquel horrendo ser los depositaba de noche, sin que nadie la viera y volvía a su restaurante despreocupándose de ello. Se sorprendió de que nada hubiera pasado, de que las consecuencias que le auguraron no hubiesen aparecido.

Los meses pasaban y un espeluznante suceso consterno a todos los habitantes de la comarca. Los medios de comunicación no dejaban de hablar de ello, la prensa publicaba páginas enteras sobre el tema, la policía había puesto en marcha un plan de acción sin precedentes. Lo único que se sabía con certeza era que, las victimas aparecían muertas los domingos por la mañana a causa de una sobredosis de azúcar. Un asesino en serie andaba suelto.  

El restaurante funcionaba tan bien y estaba tan ocupada, que Dulce ni siquiera se enteró hasta que le llegó una carta con las normas de seguridad que todo ciudadano debía cumplir para mantenerse a salvo, entre ellas estaba la de no salir los sábados por la noche bajo ningún concepto. A la chica le intrigó el tema, estaba asustada,  ella inevitablemente debía salir para dejar las tartas. Decidió leer sobre el tema y se puso a revisar prensa atrasada, en uno de los diarios aparecía el listado de todas las calles en las que se habían hallado los cuerpos. Ella conocía esas calles, había pisado cada una de ellas hacía poco. En su cabeza se unieron todas las claves, las consecuencias de cumplir sus deseos estaban claras, se había convertido en una asesina.

Horrorizada por su descubrimiento pensó en entregarse a las autoridades, en dejar de hacer tartas, en terminar con todo aquello de una vez. Pero en su cabeza, no dejaba de rondar la idea de que si lo hacía jamás a nadie le volvería a gustar lo que ella cocinase y era tan feliz ahora, pero se sentía tan culpable. El sábado a la mañana hizo la tarta como de costumbre, por pura rutina. Al anochecer tomó una decisión, aquella sería la última tarta, cerraría el restaurante y se mudaría a otro lugar del mundo. No estaba dispuesta a abandonar su sueño, las personas eran felices al comer su comida igual que ella al cocinarla. Cogió la tarta y salió del restaurante para depositarla en una calle perdida.

Y así fue como se forjó la leyenda de la asesina de los dulces. Mientras que su fama gastronómica aumentaba sin cesar, los cadáveres se amontonaban en las calles sin que nadie jamás descubriera quien estaba detrás de los dulces crímenes.

15 comentarios:

  1. Que egoísta!!! Un montón de muertos por ser chef y no conformarse con ser repostera...por lo menos podría dejar una nota en la tarta para que no se la coman (en el "contrato" no especifica que deban comerla)

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    1. ooooh, se puede responder individualmente! (perdón por la obviedad)

      nerea, solo quería llevarte un poco la contraria por diversión.
      para empezar creo que tu propuesta de dejar una nota tiene dos inconvenientes: el primero es que en el transcurso de la historia la protagonista a demostrado carecer de una gran agilidad mental, con lo que no se le habría ocurrido lo mismo que a una gran pensadora como tú. segundo, aunque se le hubiese ocurrido, no muestra tener ningún interés en la salvación de esas personas. tiene su momento de culpabilidad porque 'se supone' que no esta bien, pero toma una decisión con rapidez, y para ello se basa en las posibles consecuencias para ELLA, y no para las victimas.no es egoista, es una psicòpata. (ésta es mi interpretación)

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    2. ahora veis por qué no comento, verdad?

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    3. Deberias hacerlo más amenudo.

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    4. Seguimos sin ver porque no comentas...

      Y cambiando de tema... yo te debo desde hace días una respuesta: Tu primer inconveniente no me vale, no hace falta tener gran agilidad mental, simplemente un poco de sentido común o conciencia. Se que vas a pensar que ha demostrado que no tiene, pero hay un momento cuando se entera que su conciencia hace su presencia (aunque solo sea por poco tiempo).

      Lo de se supone es curioso, ¿¿¿solo se supone??? Hay gente que es para matarla pero de ahí a pensar que puede estar bien jajaja!

      Y que sea psicópata o rivaliza con ser egoísta.

      Por cierto pikxi, ¿a que país se muda para empezar una nueva etapa de asesina en serie? Supongo que a alguno que no tuviese ningún pacto con su país de entregar a asesinos, ¿no? Porque si no pensaba que hacía ningún daño a nadie regalando tartas, tampoco tomaría las precauciones necesarias para que no la pillen

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    5. Haber, el relato está abierto para que imagineis a donde se va. Eso corre de vuestra cuenta. Y sobre que no haya tomado precaución, al final del relato dice:"los cadáveres se amontonaban en las calles sin que nadie jamás descubriera quien estaba detrás de los dulces crímenes.". Con lo que da igual que no haya extraditación.

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    6. vaaa mójate pikxi! defiende tu dulce creación!

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    7. ¿Mojarme cómo? Cuando te lees un libro no puedes preguntarle al autor las dudas que tengas, por mucho que quieras. La historia llega hasta donde llega y luego te toca imaginar.

      De todas formas este relato está basado un poco en la leyenda de Jack el Destripador, a el munca le pillaron y a la dulce cocinera tampoco.

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    8. Con agua, vino, cerveza...o si prefieres con líquidos mas viscosos como jabón, suavizante de la ropa o cosas así jajaja!

      Hay novelas con finales bastante cerrados supongo también

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    9. Ahora no me apetece mojarme...

      Éste no es un final cerrado del todo.

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  2. Pero es tan irresistible que no pueden evitarlo...

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  3. Por qué no nos conformamos a veces con lo que realmente sabemos hacer bien y queremos hacer a toda costa algo que no se nos da bien? Todo tiene un precio....Me ha gustado tu relato, muy imaginativo!
    Me gustaría invitarte a participar alguna vez en nuestros relatos de los jueves, dime si te interesaría y te digo cómo funciona.

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    1. Sí me gustaría intentar participar en vuestros relatos de los jueves y ver como funciona. Por probar que no quede...

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    2. buenas charo,
      hay algún link en el que podamos acceder a esos relatos de los que hablas? suena interesante.
      pikxi dejate liar, que suena bien.

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