Esta semana nos convoca Dorotea, bajo el tema Aniversarios
cruzados. Si queréis disfrutar del placer de leer más relatos los encontrareis
en su blog Lazos y Raíces.
New Orleans, año 1927. Nos encontrábamos en plena ley seca, el
licor casero corría en los clubs clandestinos controlados por las grandes
mafias y yo cantaba en uno de ellos. Adoraba mi trabajo, cada noche veía cómo
se divertía la gente, cómo trapicheaban, cómo las parejas bailaban muy pegadas…
pero sobre todo, desde mi pequeño pedestal, veía como todo el mundo disfrutaba
de la música y eso me encantaba.
El 24 de julio, fue
una de las noches más calurosas que se recuerdan y también fue la noche de mi perdición,
porque esa fue la noche en la que lo conocí. El local estaba repleto de gente, no cabía ni
un alfiler, yo y mis músicos estábamos tocando la canción Cheek To Cheek y allí
estaba él, apoyado en la barra, con su whisky en la mano sin apartar la vista
de mí. Su mirada me calaba hasta los huesos, me volví loca solamente pensando
en todo lo que podíamos hacer juntos. Cuando llegó la hora del descanso, me
acerqué a él, sin mediar palabra me dio un penetrante beso en los labios, me cogió
de la mano y nos dirigimos a la despensa. En aquella pequeña habitación, llena
de botellas ilegales, empezamos a tocarnos, besarnos apasionadamente, él soltó
mi blusa, empezó a besarme el ombligo, fue subiendo hasta mi cuello y cuando
llegó, clavó sus dientes en mí. Lo que ocurrió después es historia. La policía dijo
que habían sido los mafiosos saldando deudas, la masacre fue épica, desde
entonces me he vuelto más cuidadosa, fue un error de principiante como otro
cualquiera.
Al principio, le odié por hacer que fuese un monstruo, pero
con el tiempo me di cuenta de que me hizo un gran favor, porque podré disfrutar
de la música por el resto de la eternidad. Y esa, señoras y señores, fue la inolvidable
noche en la que me convertí en vampiro.
Aaaaah, qué bueno el relato. Bravo por esa imaginación, compañera. Gracias por pasar por mi casita, como ando paso a paso retomando no le dedico ahora mucho tiempo al blog, pero agradezco con mucho cariño cada vez que te tomas un cafelito conmigo, beso y cafelito.
ResponderEliminarDe veras me gustó.
Pero... ¿eso qué es? Un relato que despierta tierna simpatía por un vampiro y su aprendiza en medio de una redada o baño de sangre mafiosa. Qué bueno! Gracias por recordarnos tu aniversario particular (espero que ficticio). Un abrazo (que lo del beso parece tener cierto riesgo) 😄
ResponderEliminarWowowowowowowo Pikxi!!! Eres la reina de las sorpresas sin dudas!
ResponderEliminarMe gustó muchísimo, y si algo bueno tiene que tener el ser vampiro, es lo de disfrutar de la música por la eternidad!!!
Genial y lo siguiente también.
Un beso.
Y tiene sentido, porque siendo una cantante aspiraba a la eternidad. Y podría decir que lo obtuvo.
ResponderEliminarMuy bueno el relato de vampiros con fondo de la ley seca.
ResponderEliminaru imaginación no tiene límites.
¡No veas la cara que se me ha quedado al final!
ResponderEliminarSiempre hay que esperar lo inesperable.
¡Un vampiro! Tienes toda la eternidad para disfrutar... pero sé cuidadosa... hay cazavampiros.
Un besazo. Eres genial para estas cosas.
¡Ay que he disfrutado del relato! Tú y tus finales apoteósicos, me encantannnnnn.
ResponderEliminarbesos
¡Qué buen final¡ Intrigante hasta el final.
ResponderEliminarUn abrazo
Quien sabe si fue maldición o bendición...lo que yo si se es que de los placeres de la vida, el que mas extrañare al morir es el de escuchar música...pegajosa la música que has dejado...fabulosos años deben haber sido esos 20.....muaaaaaaaaaa
ResponderEliminarUna fecha para celebrar??? jejeje Muy original el relato
ResponderEliminar=)