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El Esperanto realmente fracasó por una buena razón… -
Comentaba el profesor.
Era la clase de lingüística de la universidad. El aula era
enorme, podía albergar a más de quinientos alumnos, estaba distribuida en forma
de grada y el profesor se colocaba abajo con el micrófono. Pero aquella clase,
con aquel profesor al borde de la momificación, era tan aburrida que incluso
las arañas huyan de ella y por supuesto, los alumnos después de la primera
semana habían salido en estampida.