domingo, 24 de julio de 2016

IMAGINA




Supongo que la vida es mejor cuando te la imaginas. Puedes ser el dueño de un enorme castillo en el que tú eres el rey y que tu mejor amigo sea un dragón o viajar al espacio en un cohete de mil colores. Puedes tener un millón de amigos distintos y vivir aventuras en los lugares más exóticos de la tierra, o inventar un teletransportador capaz de abrir un portal interestelar, o ser un superhéroe con poderes increíbles al que nadie puede matar. Si nos ponemos un poco realistas, podemos soñar que somos superdotados, o que somos los mejores en algo y nos dan premios por ello, o ser actores de Hollywood y salir en la gran pantalla, o que nos tocan millones en la lotería y ya no tenemos que trabajar nunca más.


La imaginación no tiene límite alguno, no hay barreras ni muros, tú eres quien decide hasta dónde quieres llegar. No existen los conflictos ni los problemas y si los hay, eres poseedor de la fórmula mágica para solucionarlos. Cuanto más creativo seas, mayor será el alcance de tus sueños. Puedes construir, derruir y volver a empezar sin coste alguno, es de lo más barato.

Hay gente que imagina fatal. Utiliza ese poder para pensar de forma catastrofista. No voy a ir a esa fiesta seguro que estará llena de borrachos, o ¿Y si salgo a la calle y me cae una teja en cabeza? o ¿Y si voy de viaje, roban mi maleta y usan el ADN de mi cepillo de dientes para hacer clones míos y convertirlos en asesinos en serie? Vale, esto todos lo hemos hecho en mayor o menor medida. 

La vida real, en cambio, no es tan interesante, pero es real. ¿Deberíamos gastarla imaginando? ¿Imaginar puede ser un obstáculo para avanzar? ¿Podríamos transformar lo imaginado en real? ¿Podemos perdernos dentro de la imaginación? ¿Puede que la vida real, a pesar de todo, sea muchísimo mejor? ¿Es útil la imaginación? No lo sé.

A mí, me gusta imaginar, así que seguiré teniendo un enorme dragón como mejor amigo. Y a ti, ¿Te gusta imaginar?

9 comentarios:

  1. Preferiría no imaginar...asi no sufriría decepciones

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    1. Pero sin imaginación sería una vida apática. Es verdad que nada te desilusionaría, pero tampoco habría ilusión por nada. Supongo que la clave está en encontrar el equilibrio.
      Un saludo.

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    2. no se...

      yo ya solo trato de sobrevivir,que no es poco

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  2. Yo opino que que es mejor vivir la vida que soñarla.

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    1. tu comentario me parece el comentario de una niña de seis años

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    2. si,estoy de acuerdo...tracy

      si te dejan vivirla...si no solo te queda soñarla

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  3. Regresó el 1sobreviviente.

    Está muy bien lo de la imaginación.
    Y me gusta la idea de clones de mí. Ya veo un recital de No lo soporto, con duplicados demiurguicos como público.
    Saludos.

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  4. Buenas tardes, pikxi:
    Me ha encantado tu reflexión y además me has hecho sonreír, así que gracias sinceras.
    En respuesta a tu pregunta: sí, me gusta imaginar; lo hago en exceso, de hecho hay momentos en que no sé si algo fue una experiencia o una ensoñación.
    Hasta hace unos cuatro años, creo que la fractura con la realidad coincidió con Las olimpiadas de Londres, logré mantener una red afectiva de amigos y conocidos, pero de repente dejé de tenerla. Fue, o eso creo, un acto de voluntad propia; mi entorno me dejó ir, imagino que confiaban que, como había sido costumbre, acabaría volviendo. Hasta entonces me habían llamado “raro”, “soñador”, “vividor” o “bohemio”; incluso no faltaba quien desde su marcha ordenada admitía en privado admirar mi callejear caprichoso. Pero, a lo largo del último tercio del año 2012 algo cambió: yo me cansé de aburrirme y la gente se cansó de aguantarme, desde entonces cada vez más personas definen mi comportamiento como huraño y noto como a mi padre y hermana les preocupa verme tan sólo. Yo me veo bien y me siento con ganas de vivir; pero quizá sea todo una quimera, quizá mi problema no esté en la necesidad de algo de autocrítica, sino que puede que esté empezando a perder la capacidad para verme en la Realidad.
    Quizá mi problema esté en que he convertido mi gusto por imaginar en una adicción; pero hay drogas más duras y, desde luego, más letales. Además, el día en que deje de imaginar, habré dejado atrás todo problema: quizá me habré convertido en ese polvo enamorado del que escribió Bécquer, o en ese enorme dragón (a poder ser, rojo) del que escribes tú.
    Un abrazo, pikxi.

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    1. Supongo que la clave está en encontrar el equilibrio. Todos necesitamos nuestro tiempo a solas, tiempo para nosotros sin que nadie lo invada, tiempo para pensar, para imaginar, para la tranquilidad...Pero, el estar rodeado de gente, socializar con diferentes personas tiene sus ventajas, ya que te abre un gran abanico de diferentes opciones y opiniones, distintas formas de ver el mundo y así ayudar a enriquecer tu imaginación y guiarla por caminos inesperados. Incluso se puede encontrar a personas que les guste imaginar tanto como a ti y plasmarlo en algo creativo y descubrir que el dragón en realidad está cubierto de pelo de colorines.
      No creo que ser adiccto a imaginar sea un problema, supongo que es un gran método de defensa contra el mundo y contra de que te hagan daño, pero si solo imaginas puedes perderte cosas inimaginables del exterior.
      Como ya he dicho, creo que la clave está en el equilibrio, en encontrar un punto medio entre el pais de las maravillas y el mundo real.
      Pufff menudo rollo estoy soltando... mejor lo dejo, además ya llego tarde a tomar el té y ya sabes como es el Sombrerero con lo de la puntualidad...
      Un saludo.

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