Esta semana nos convoca Maribel Lírio, bajo el tema Chocolate.
Si queréis disfrutar del placer de leer más relatos los encontrareis en su blog
Soliluna.
Chun chun, chun chun chun chun, chun chun chun chun, chun
chun chun chun, chun chun, tiritiiiiii, tiritiiiiii, tiritiiiiii, titi.
Con la banda sonora de Misión imposible en la cabeza, el
audaz espécimen se dirige a cumplir el objetivo.
En silencio y de puntillas, sale de la habitación. Sigilosamente, se acerca a la estancia donde se encuentran sus enemigos, para comprobar que aún permanecen profundamente dormidos. Cual serpiente en el Amazonas, recorre el largo pasillo, esquivando todas las peligrosas trampas. En un instante todo se tuerce, un feroz monstruo negro de cuatro patas bloquea el camino. El intrépido explorador, lejos de rendirse, coge carrerilla y salta por encima de la fiera, que sorprendentemente permanece impasible ante su presencia. Su meta está a la vista, pero todavía le queda un último obstáculo por superar, una infinita pared vertical de armarios. Abre todos los cajones y escala por ellos hasta llegar a la primera repisa donde puede descansar. Con cuidado tira de la puerta del armario en el que se encuentra el preciado objetivo, pero no logra llegar al segundo estante. Su mente calcula rápidamente lo que hacer, coge una olla, la pone boca abajo y se sube a ella. Estira los brazos para coger su preciado botín, pero cuando está a punto de alcanzarlo, tira con su codo un bote que cae al suelo formando un gran estruendo. Su misión peligra, sin pensarlo dos veces, coge las cinco tabletas de chocolate con menta que su abuela le ha traído a la mañana, baja de un salto al suelo y corre de vuelta hasta el refugio secreto que se encuentra bajo su cama. Por fin a salvo, es el momento de degustar su chocolate preferido que con gran esfuerzo ha conseguido rescatar de los malvados villanos.
En silencio y de puntillas, sale de la habitación. Sigilosamente, se acerca a la estancia donde se encuentran sus enemigos, para comprobar que aún permanecen profundamente dormidos. Cual serpiente en el Amazonas, recorre el largo pasillo, esquivando todas las peligrosas trampas. En un instante todo se tuerce, un feroz monstruo negro de cuatro patas bloquea el camino. El intrépido explorador, lejos de rendirse, coge carrerilla y salta por encima de la fiera, que sorprendentemente permanece impasible ante su presencia. Su meta está a la vista, pero todavía le queda un último obstáculo por superar, una infinita pared vertical de armarios. Abre todos los cajones y escala por ellos hasta llegar a la primera repisa donde puede descansar. Con cuidado tira de la puerta del armario en el que se encuentra el preciado objetivo, pero no logra llegar al segundo estante. Su mente calcula rápidamente lo que hacer, coge una olla, la pone boca abajo y se sube a ella. Estira los brazos para coger su preciado botín, pero cuando está a punto de alcanzarlo, tira con su codo un bote que cae al suelo formando un gran estruendo. Su misión peligra, sin pensarlo dos veces, coge las cinco tabletas de chocolate con menta que su abuela le ha traído a la mañana, baja de un salto al suelo y corre de vuelta hasta el refugio secreto que se encuentra bajo su cama. Por fin a salvo, es el momento de degustar su chocolate preferido que con gran esfuerzo ha conseguido rescatar de los malvados villanos.
Estuviste ingeniosa y divertida Pekxi
ResponderEliminarajajajajjajajajajajjaja...ciertamente la música convierte tu relato en una misión casi imposible....Eres una genia de los relatos..Besosss
ResponderEliminarDespués de intentar descifrar el tarareo de la música sin éxito (hay que aclarar que al leerlo en el mail no me aparece el vídeo), he leído que era de misión imposible y sin pensarlo he vuelto a empezar con la música en la cabeza jajaja!
ResponderEliminarEs de las pocas veces que sabía lo que iba a pasar en el final del relato (bueno, tenía dos opciones...pero vamos, bastante previsible).
Por cierto, porque chocolate con menta!!!! NO!!!! El chocolate por si solo ya es un tesoro insuperable!!!
Bien hecho. Me gustó el final feliz de la aventura.
ResponderEliminarUna aventura golosa superbien narrada!
ResponderEliminarUn abrazo!
¡Al rescate del chocolate!
ResponderEliminarEn busca del chocolate...con final feliz. Buena narración.
ResponderEliminarUn beso.
Toda una aventura ¿Porque quien no ha hecho recorridos semejantes en la busqueda de tan preciado boti. Ingeniosa tu forma de narrarlo, besos.
ResponderEliminarLo importante es que se cumplió el objetivo. La casi imposible misión, tuvo un final feliz.
ResponderEliminarEspero: que 5 tabletas de chocolate con menta, pueden devenir en una gran indigestión.
Esperemos mesura del protagonista.
Un beso.
Es que cuando uno es niño, ¿Qué no daría por una onza de chocolate?
ResponderEliminarUn abrazo
jajajjajajja, me he sentido muy identificada cuando buscas ese último trozo de chocolate que estabas deseando comerte y ya lo ha hecho alguien antes.
ResponderEliminarUn abrazo
Maribel
¡Qué espectacular! ...y original como siempre, por un momento temí se cayera ella ...pero qué bueno que no y que pudo disfrutar de su ansiado botín!
ResponderEliminarUn beso.
Vaya destreza y perseverancia, es claro que ningún obstáculo, por difícil que se le presente logrará apartarlo de su objetivo, grandioso
ResponderEliminarUn beso
¡Madre mía! Si hasta he sentido la tensión de cada momento.
ResponderEliminarAún me late fuerte el corazón.
Un beso enorme.